martes, 11 de noviembre de 2008

" No se puede acabar con el capitalismo sin acabar con la ideología socialdemócrata en el movimiento obrero. "


Zapatero ha conseguido entrar, por la puerta del servicio, en la reunión del G-20, gracias a que el dirigente derechista francés ha cedido una plaza para su incorporación. Después de semanas limosneando un asiento, el líder de la apocada socialdemocracia europea conseguirá, por fin, despedirse de Bush y poner encima de la mesa los póstulados de la banca española (grupo que ha tenido el privilegio de ser el primero en sentarse con el mandatario español). En plena crisis, con casi 3 millones de parados, con un nivel de endeudamiento familiar desconocido en la historia de nuestro país y con un sector empresarial vínculado a la economía sumergida y la espaculación, nuestro gran dirigente cree que es fundamental, o al menos eso ha vendido, el que España, el único país grande dirigido por un socialdemócrata en Europa (aún con mayoría simple en el Congreso), esté en la reunión del G-20 para poner las bases del "nuevo capitalismo mundial".
Sin bien la socialdemocracia se ha caracterizado historicamente por posición de perro guardián del capitalismo, hoy más que nunca, esa caracterización se pone a efecto a la misma "altura histórica" que durante la guerra fría.
Mientras el 15 % de los países del mundo vive con el doble de presupuesto que el 85%. Mientras el expolio, el genocidio, las invasiones militares y el aplastamiento masivo de los pueblos se viene produciendo por parte de los países dominantes sin ningún tipo de perjuicio, un grupo reducido de países, los principales responsables de la crisis internacional de hecho, se reúnen para analizar como pueden mantener sus posiciones y su estatus a costa de los más desfavorecidos.
De la misma manera, la socialdemocracia, introducida en los grupos dirigentes del movimiento obrero, sigue jugando a contener a la masa de trabajadores, que ve como cada día peligra más su empleo, su futuro, su vida y la vida de sus hijos.
Ha llegado la hora de movilizarse, ha llegado el momento de decir no al papelón que están jugando las grandes centrales sindicales a través de su dirigencia máxima, ha llegado la hora en que los sindicatos jueguen su papel de organizar y movilizar y ha llegado el momento de que los partidos, herederos del bolchevismo, asuman su papel de vanguardia.
Adelante soldados, adelante vanguardia.

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